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PUERTO CABELLO - EDO. CARABOBO. VENEZUELA.
JESUCRISTO LES AMA

GUARDAOS DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS


Guardaos de la levadura de los fariseos,
que es la hipocresía. Lucas 12:1

La levadura de los fariseos sigue actuando en nuestros días, introduciendo cosas no dichas ni por Dios en el Antiguo Testamento, ni por Jesucristo en el Nuevo Testamento, ni por los evangelistas. El hombre sigue siendo de un orgullo y ceguera tan tremendas como para pensar que el tiene que añadir algo más al Evangelio de Cristo, como si a Él, que es la Verdad Misma, se le hubieran pasado de largo las cosas, o se hubiera olvidado decírnosla en Su Palabra.

Hay una orden que ratifica que todo lo enseñado por Jesús, es la Verdad Única y Completa, cuando da la orden que no se le quitará ni se le añadirá ni una j a lo que dicen Las Sagradas Escrituras.

La base de su Evangelio es el Amor...

Si la iglesia de Cristo, nosotros, y cada uno de los que creemos en Cristo, nos amásemos desde lo más profundo de nuestro amor por Cristo...

El amor nos haría ver las diferencias que hay entre nosotros, con benignidad y no con un espíritu separatista que impide vernos los unos a otros como miembros inseparables de una Iglesia Pura y Santa e Incorruptible...

Nos decimos cristianos y le ponemos el apellido...

¿Cuál es el nuestro? El único apelativo que hay en las Escrituras es “hermano”. Hermanos en Cristo...Siempre Cristo en el centro. Cristianos, hermanos...

Cualquier apellido que agregamos al nombre de hermanos en Cristo hace perder el fundamento. Cristo. Y junto con el apellido que asumimos, nos hacemos dueños de inventos o tradiciones del hombre, que nos apartan de Su Verdad.

La Verdad no es una doctrina, la Verdad es una Persona, Dios manifestado en Cristo. Todo lo que se aparte de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, nos saca del centro.




Nos aparta de Cristo y de lo que nos mandó, nosotros al salirnos del fundamento, los que decimos que amamos a Dios, los que decimos que creemos en el Espíritu Santo, nos excluimos, nos desechamos, nos peleamos entre nosotros...produciendo gangrena en el Cuerpo de Cristo...

Y entonces...

¿Cómo los que están en el mundo van a creer en La Verdad?

¿Cómo van a creer en Cristo y en la necesidad de pertenecer a Su Cuerpo, si los que lo conocemos, no hacemos lo que El mandó?

Que nos amásemos los unos a los otros como El nos amó. Si no tenemos Amor entre los que creemos en El...

Si los que son del mundo, ven que los que somos de Cristo, no nos amamos...

¿Cómo van a creer que ESTAMOS en LA VERDAD?

¿Cómo van a creer en Cristo si no demostramos que tenemos el Amor de Cristo EN nosotros?

¿Cómo los del mundo van a creer en el amor de Cristo, si a Cristo que está en nosotros lo tenemos bloqueado con nuestro orgullo del saber?

¿Cómo van a creer que la Iglesia es UNA y la Cabeza es Cristo, si nosotros nos encargamos de demostrarles lo contrario, y dividimos a Cristo cada vez que decimos... “ellos...nosotros...”?

¿Cómo los del mundo van a creer que Dios Padre es uno, el Único para todos, si nosotros que siempre oramos: “Padre NUESTRO que estás en los cielos...” lo dividimos, como si cada iglesia no formara un todo dentro del Cuerpo de Cristo? Dividimos al Padre y dividimos el Cuerpo... Sacamos a Cristo como Rey, del Reino de los Cielos que El trajo a nosotros, y ponemos en su lugar, reinando en nuestras vidas, al “derecho de creer que sólo nosotros estamos en la Verdad”:

¿Quién reina en tu vida? ¿El Rey de Reyes?

o ¿Tú y tus verdades? ¿Tus autoridades? ¿Tus creencias? ¿Tu conocimiento? ¿Tu confesor? ¿Tus tradiciones? ¿Tu círculo de creyentes? ¿Tus reuniones bíblicas?

¿Tu CELO por TU verdad?

Por muy loable que parezca, nada debe ser tuyo. Todo es de El. Todo para El... ÉL ES...

Cuando nos haga las preguntas...

“¿Qué hiciste con la parte que te correspondía hacer, de lo que te ordené, de “amaos los unos a los otros como yo os he amado y así sabrán que sois mis discípulos?

¿Desechaste lo mío?

¿Vieron en ti un discípulo obediente y amoroso o declaraste impuro lo que yo purifiqué?”

¿Podremos mirarlo a los ojos? O bajaremos la vista recordando las miles de veces que no amamos a los suyos...

¿Cual sera nuestra respuesta?

Dios te bendiga.