BIENVENIDOS

PUERTO CABELLO - EDO. CARABOBO. VENEZUELA.
JESUCRISTO LES AMA

NUESTRA DECLARACION DE FE

1. LAS SAGRADAS ESCRITURAS.


Creemos que la totalidad de las Sagradas Escrituras es la inspirada Palabra de Dios y que hombres de Dios “fueron inspirados por el Espíritu Santo” para escribir las palabras de las Sagradas Escritura. Por lo tanto, en sus manuscritos originales, las Sagradas Escrituras no contienen errores (es inerrable). Dios ha preservado las Sagradas Escrituras en forma sobrenatural y esta es la única y final autoridad para la fe y para la vida, proveyendo estímulo, guía, consuelo y enseñanza para la instrucción en justicia (2 Tim. 3:16-17; 2 Pe. 1:20-21).

2. LA TRIUNIDAD (DEIDAD).


Creemos en la  existencia de un solo Dios que existe eternamente en tres personas distintas [El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo], cada uno de las Cual es total e igualmente Dios; poséen toda la naturaleza y atributos divinos, y son totalmente digno de nuestra adoración y servicio (Deu. 6:4; Mat. 28:19; Juan 1:14, 10:30; 2 Cor. 13:14).

3. DIOS PADRE.

Creemos que Dios Padre es la Primera Persona de la Triunidad. Dios es eterno, inmutable, todopoderoso, omnisciente, omnisapiente, omnipresente, todo amor, completamente justo y perfectamente santo, soberano gobernador y sostenedor del universo. Él es el Padre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y Padre de todos los creyentes (Gén. 1:1; Efe. 4:6; Juan 1:12-13, 5:19-21, 17:1-5; Isa. .40:21-28, 43:10-13, 46:8-11; Rom. 8:14-16).

4. DIOS HIJO.


Creemos que Jesucristo es la Segunda Persona de la Triunidad y es el eterno Unigénito Hijo de Dios quien se hizo carne para revelar a Dios al hombre, para cumplir la profecía y para ser el Salvador del mundo perdido. En el momento de su encarnación, nuestro Señor Jesucristo no dejó de ser Dios en modo alguno, de manera que El es totalmente Dios y totalmente hombre, dos naturalezas inseparablemente unidas en una sola persona, por toda la eternidad. Jesús fue concebido milagrosamente por el Espíritu Santo; nació de la Virgen María; vivió una vida sin pecado; murió en la cruz como sacrificio expiatorio, suficiente, sustitutivo por todos los pecados, de todos los hombres, de todas las épocas; fue sepultado; se levantó corporalmente de entre los muertos; ascendió físicamente al cielo en Su cuerpo resucitado y glorificado; está sentado a la derecha del Padre llevando a cabo su ministerio de Intercesión; volverá para tomar a Su novia la iglesia en el aire; y por último retornará a la tierra corporal, personal y visiblemente, para dar fin a la historia de la humanidad y consumar el eterno plan de Dios, mediante la ejecución de juicio y la introducción de su reinado en Su Reino Milemal al cual le seguirá el eterno estado de las cosas (Juan 1:1, 14, 18, 3:16; Luc. 1:30-35; Fil. 2:5-8; Col. 2:3-9; Mar. 10:45; Hech. 2:22-24; Juan 1:29; Rom. 3:25-26; Heb.l0:5-14; 1 Pe. 2:24; 1 Pe. 3:18;Juan 20:20; Fil. 3:20-21; Heb. 1:3; Rom. 8:34; 1 Juan 2:1; Hech.1:11; Heb. 9:28; 1 Tes. 4:13-18; 2 Tes. 2:7; Mat. 24:44; Apo.19:11; Apo. 21-22).

5. DIOS ESPIRITU SANTO.

Cremos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Triunidad Quien vino al mundo el día de Pentecostés especialmente para glorificar a nuestro Señor Jesucristo y habilitar a los hombres para que hicieran suya la salvación forjada por Jesucristo. El Espíritu Santo es el medio principal tanto para traer convicción de pecado al hombre, como para la regeneración de éste. Simultáneamente con la salvación, el Espíritu Santo imparte vida nueva, bautiza al creyente dentro del cuerpo de Cristo (Su iglesia), habita en forma permanente en el creyente, y sella al creyente asegurándole para el día de la redención. El Espíritu Santo llena (dirije y controla) a aquellos creyentes que se someten a El, capacita a los creyentes para que se fructifiquen y fortalece a los creyentes para que vivan una vida libre del dominio del pecado. También creemos que el Espíritu Santo imparte dones espirituales a los creyentes con el propósito de edificar a la iglesia de acuerdo con las enseñanzas de la Escritura (1 Cor. 13:8, 14:22; Juan 16:7-15;1 Cor. 6:19 y 12:13; Efe. 1:13-14 y 4:30; Gal. 5:16-17, 22-23; Rom. 8:5-13).

6. EL HOMBRE.


Creemos que el hombre fue creado a la imagen de Dios, que no llegó a existir como resultado de una evolución sino que su creación fue un acto directo de la voluntad y poder de Dios. Fue creado para dar gloria, adorar y servir a Dios, así como para tener comunión con El. La desobediencia del hombre fue la causa de que éste cayera en pecado, lo cual trajo como consecuencia tanto la muerte física como la espiritual; por la muerte, el hombre quedó separado de Dios. La naturaleza del hombre se corrompió y está totalmente perdido, “muerto en delitos y pecados,” es incapaz de salvarse a sí mismo y sus propios méritos y esfuerzo son insuficientes para que pueda restaurar su comunión con Dios (Gén. 1:26, 2:6,17, 3:17-24; Isa. 59:1-2; Rom.3:9-19, 23, 5:6-8; Luc.18:2 -27 Efe. 2:1-3).

7. SATANAS.


Creemos que Satanás es el instigador del pecado, un ser espiritual real, y no simplemente la personificación del mal. Satanás es un ángel caído que, por el soberano consentimiento de Dios, recibió poder temporal para gobernar la tierra. Fue totalmente derrotado en la Cruz, sin embargo, la ejecución de su juicio ha sido pospuesta por Dios hasta después del Reino Milenial que será cuando Satanás sea lanzado eternamente al lago de fuego. Mientras tanto, él engaña al mundo y busca el establecimiento de su falso reino sobre la tierra, para desacreditar a Dios y blasfemar contra El y para tentar, acusar, atacar y destruir a todo aquel que cree en Jesucristo. El creyente puede presentar resistencia contra él mediante la fe en Jesucristo y la dependencia en el poder del Espíritu Santo (Gén. 3:1-5; Isa. 14:12-17; Eze. 28:11-19; Job 1-2; 1 Juan. 5:19; 2 Cor. 11:14; 1Tim.3:6; 1 Pe.5:8-9; Stg. 4:7; Apo. 12:9. 20:1-3, 7-10).

8. LA SALVACION.

Creemos que la sangre derramada por Cristo en la Cruz provee la sola base para el perdón de pecados y obtención de la salvación, la cual es el don gratuito de Dios mediante la fe. La Salvación es efectuada por la obra regeneradora del Espíritu Santo y jamás puede ser conseguida mediante obras o méritos humanos personales. La única y sola forma como una persona puede apropiarse de la Salvación es poniendo su fe en la obra terminada por Cristo. El arrepentimiento es el cambio y retomo a Dios y abandono del pecado, forma parte, y no está separado de la fe que cree y confía. “El Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree...” Y aquellos que reciben a Jesucristo por medio de la fe son nacidos de nuevo, sus pecados les son perdonados, vienen a ser hijos de Dios, son una nueva creación en Jesucristo y “son sellados por el Espíritu Santo para el día de la redención,” siendo protegidos por el poder de Dios (Efe.1:7; Juan 1:12-13, 3:1-7 y 14-16; 2 Cor. 5:17; Rom. 1:16, 10:9-10; Efe. 2:8- 10; Rom. 8:14-17 y 3 1-39; Juan 10:27-29, 14:6; Hech. 26:20; 1 Pe. 1:3-5).

9. LA VIDA CRISTIANA.


Creemos que todo aquel que cree en Cristo debe vivir para El y no para sí mismo y debe, mediante el poder del Espíritu Santo que mora en él, permitir que la vida de Cristo se manifieste a través de la suya, para la gloria de Dios. Mediante el diario desarrollo de la obediencia a la Palabra de Dios, cada creyente debe madurar y ser, progresivamente, más como Jesús. Descansando en el poder del Espíritu Santo, cada creyente debe vivir una vida santa; no satisfacer los deseos de la carne; practicar sus dones espirituales para el crecimiento del cuerpo de Cristo; testificar para Cristo; involucrarse personalmente en la formación de discípulos con objeto de dar cumplimiento a la Gran Comisión; realizar buenas obras y llevar fruto para la gloria de Dios (Gál. 2:20; 1 Pe. 1:15-16, 2:11; 2 Cor. 5:14-15; Rom. 6:11-13; Efe. 2:10, 4:11-12, 4:22-24; 1 Pe. 4:10-11; Hech. 1:8; Mat. 28:18-20; Col. 1:10; Juan 15:8 y 16).

10. LA IGLESIA.

Creemos que la iglesia es el cuerpo de Cristo, de la cual El es la cabeza y cuyos miembros son todos aquellos que verdaderamente han recibido a Cristo por medio de la fe. La iglesia local es una expresión tangible del cuerpo de Cristo en una localidad en particular. Debido a que todos los miembros del cuerpo de Cristo están unidos en El por el mismo Espíritu deben, por lo tanto, vivir en amor, armonía y unidad; luchar por el mismo propósito y aceptar aquellas prácticas denominacionales (aunque sectarias) que se basan en una sincera interpretación de la Biblia, que no tienen relación directa con sustanciales asuntos doctrinales y que, en la práctica, no son causa de división ni constituyen un obstáculo para el ministerio. Creemos que el propósito de la iglesia es dar a conocer a Cristo a los hombres perdidos, hacer discípulos y glorificar a Dios en la tierra (1 Cor. 12:12-27; Efe. 1:20-23, 4:1-4, 4:12-16; Mat. 28:18-20; Juan 17).

11. LAS ORDENANZAS.


Creemos que las únicas dos ordenanzas para la iglesia reconocidas por la Escritura, son el bautismo por agua y la Cena del Señor. El bautismo por inmersión en el agua es un acto de obediencia que, realizándose después de la salvación, describe simbólicamente la muerte del creyente al pecado, la sepultura del viejo hombre, y la resurrección a una nueva vida. La Cena del Señor celebra compañerismo y comunión con Cristo y simbólicamente conmemora Su muerte y anticipa Su segunda venida (Mat. 28:19; Hech. 10:47-48; Luc. 22:19-20; 1 Cor. 11:23-28; Rom. 6:3-4).

12. EL ETERNO DESTINO DEL HOMBRE.


Creemos que en el momento de morir, todo creyente va inmediata y conscientemente a la presencia y compañía del Señor para esperar la resurrección física y la glorificación de su cuerpo cuando Cristo retome a la tierra.

El creyente entonces gozará de la vida eterna con Dios acompañándole, adorándole y sirviéndole por toda la eternidad (2 Cor. 5:6; 1 Cor. 15:12-58; Luc. 23:39-43; 1 Tes. 4: 13-18; Juan 3:16; Apo. 21-22).

Creemos que en el momento de morir, todo aquel que no creyó en Cristo queda inmediata y conscientemente separado del Señor, esperando por la resurrección física de su cuerpo destinado a juicio, condenación y castigo eternos (Luc. 16:19-31; Juan 3:18 y 36; 2 Tes. 1:5-10; Apo. 20:5 y 11-15).

13. LAS COSAS FUTURAS.

Cremos que el siguiente evento profético será el arrebatamiento (rapto) de la iglesia cuando el Señor Jesucristo regrese en el aire para recibir en Sí mismo a todos los creyentes de la Era de la Iglesia (Juan 14:1-3; Tit. 2:11-14; 1 Cor. 15:51-52; 1 Tes. 4:13-18; Fil. 3:20-21). Al arrebatamiento (rapto) de la iglesia seguirá el período de siete años de la Gran Tribulación como cumplimiento de Dan. 9:24-27, cuya descripción está en Apo. 6:1 a 19:21, período durante el cual Israel será purificado, el mundo entero probado y la ira de Dios derramada contra el pecado (Jer. 30:7; Mat. 24; Apo. 3:10; 1 Tes. 5:9-11).

Creemos que al final de la Gran Tribulación, el Señor Jesucristo, en Su segunda venida, regresará física y personalmente a la tierra en la misma forma como ascendió, con poder y gran gloria, para ejecutar juicio e introducir el Reino Milenial, durante el cual El reinará sobre la tierra por 1000 años con rectitud, justicia y paz, para que se cumpla la promesa de Dios en Su Pacto con Israel Hech. 1:8-11; Apo. 19:11-21; Eze. 37:21-28; Isa. 11:9; Apo. 20:1-6).

Creemos que el reinado de 1000 años de Cristo en la tierra será seguido por el juicio final de Satanás, cuando sea lanzado eternamente dentro del lago de fuego; por el Juicio del Gran Trono Blanco y la resurrección corporal de aquellos que no creyeron en Cristo; por la creación de cielos nuevos y tierra nueva; y por el eterno estado de las cosas (Apo. 20-22; 2 Pe. 3:1-14).